martes, 5 de junio de 2012

La mujer emprendedora

“Mujeres emprendedoras ante la crisis: un estudio demuestra que el 30,8% de las empresas constituidas en época de crisis han sido creadas por mujeres, consolidando así una nueva tipología de organizaciones”.

La cultura de una empresa es el conjunto de valores, creencias, normas, pautas de comportamiento, etc.,  compartidos por los miembros de una organización, la cual distingue a esta de otras empresas. El empresario debe fomentar dicha cultura para que sea asumida por sus trabajadores, lo cual facilita que los objetivos organizacionales se integren en los objetivos individuales de sus trabajadores. Para logarlo, el empresario debe fomentar una adecuada comunicación.


Esa sería la teoría. En la práctica, no muchos empresarios se centran en este tipo de actividades. No podemos decir lo mismo de las empresarias. Las mujeres empresarias se caracterizan por centrar la cultura de su empresa en la existencia de valores compartidos y en el sentido de pertenencia y compromiso, más que en un sistema de reglas claras y estrictas. Además, la escucha activa es un “talento” que se le atribuye más a la mujer que al hombre, lo cual es favorable para estimular el flujo de comunicación. Dicha postura resulta muy inteligente porque favorece el proceso de socialización de los trabajadores dentro de la empresa, haciendo que estos se sientan cómodos en su entorno e incrementando así la productividad.


La clave de éxito en estos tiempos de crisis consiste en crear empresas menos jerárquicas, haciendo hincapié en la horizontalidad. Las mujeres empresarias se autolimitan en ciertos sentidos, pues se esfuerzan más consolidar los cimientos de sus empresas, son más modestas y menos ambiciosas que los hombres, aspectos que les han ayudado a aguantar mejor la crisis.

Cuando las mujeres crean empresas, se aseguran de que las pueden controlar, de forma que estas les ofrezcan la flexibilidad que necesitan para compatibilizar su vida laboral y su vida familiar, pues son muchas las mujeres que quieren ser madres o dedicarle tiempo a la familia, y sin embargo, acaban siendo esclavas de su horario laboral o familiar, o sencillamente, no acceden a la maternidad.


Dentro de las mujeres emprendedoras hay un mayor porcentaje de universitarias, lo cual se suma al mayor porcentaje de mujeres frente a hombres que se preocupan por aumentar su formación reglada y no reglada. También destacan por su interés en las nuevas prácticas de organización del trabajo en red. En las empresas femeninas, la supervisión por objetivos, el trabajo en equipo y el fomento de la autonomía del trabajador se dan en ratios más altos que en las empresas lideradas por hombres.

Las graves barreras en el ambiente empresarial en general constituyen un mayor desincentivo para las mujeres que para los hombres. Así como las normas sociales y las actitudes negativas con respecto a las mujeres trabajadoras, desalientan aún más la iniciativa empresarial de las mujeres. Debemos superar esos prejuicios no solo como un beneficio para nuestra sociedad, sino también para nuestra economía, puesto que permitir la mayor participación de la mujer en el mercado laboral puede ser una bocanada de aire fresco dentro de la atmósfera de aire viciado en la que nos encontramos ahora.


No hay comentarios:

Publicar un comentario