lunes, 4 de junio de 2012

El ocio en tiempos modernos

“Juventud dedicará unas jornadas a modos de ocio no consumistas. La Concejalía pone en marcha 'Ocio SOS' para promover entre los jóvenes la reflexión sobre tipos de entretenimiento alternativos”. Desde los albores de la civilización, la concepción que se tiene sobre el ocio ha ido evolucionando a través de etapas muy dispares. Pero primero, definamos qué es el ocio.


El ocio es un conjunto de ocupaciones a las que el individuo puede entregarse de manera completamente voluntaria tras haberse liberado de sus obligaciones profesionales, familiares, y sociales, para descansar, para divertirse, para desarrollar su información o su formación desinteresada, o para participar voluntariamente en la vida social de su comunidad.

En un comienzo, durante la Edad Antigua, tanto griegos y romanos tuvieron una buena consideración del tiempo libre, ya que para ellos, el ocio era un requisito imprescindible para conseguir las condiciones de vida más elevadas, estatus que solo obtenían los ciudadanos libres; no los esclavos, que debían ocuparse del trabajo para que los primeros pudieran disfrutar de dichos privilegios.


Después, durante la Edad Media, las diferentes religiones, subrayando la relevancia de la Iglesia cristiana, fueron quienes se encargaron de empezar a desprestigiar la ociosidad, catalogándola como una fuente de perversión y pecado, tratando de mantener el ocio a raya a través de sus dogmas y doctrinas con los que transmitían el sentimiento de culpabilidad a aquellos que podían gozar de tiempo libre.

Fue con la llegada de la Sociedad Industrial donde se instauró el descanso semanal. De ahí surgió el Estado de Bienestar que ayudó a liberar parte del tiempo que las personas dedicaban en generar ingresos y en el cuidado y sustento de la familia. La ideología imperante del capitalismo convierte entonces el tiempo de ocio en un espacio productivo más. 

Ahora ya no basta con ocupar el tiempo en tareas que satisfagan el placer, el descanso y las relaciones sociales; ahora debe hacerse, pero sin detener la maquinaria económica. Es por ello por lo que la sociedad persigue a aquellos que no basan su ocio en el consumo, en lo que se conoce como ocio improductivo.


Hoy día, tal y como nos refleja la noticia que tratamos, los jóvenes ocupan su tiempo libre en actividades que requieren el consumo de grandes cantidades de alcohol y en las que los centros comerciales se han convertido en las catedrales de esta nueva ideología. El objetivo de las jornadas propuestas en la noticia precisamente es fomentar de nuevo ese ocio conocido como improductivo, más orientado a la consecución amena de nuestras necesidades como individuos sin la obligación de consumir, una propuesta de lo más tentadora en estos tiempos que corren.


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