Las
sociedades telemáticas, que son las que imperan en estos tiempos en los que
vivimos, se caracterizan por la tendencia demográfica que conduce a hogares
cada vez más pequeños. El aumento de la esperanza de vida hace que haya aumentado
el número de personas que se encuentran en la edad de la vejez.
Sin
embargo cada vez hay menor número de jóvenes, por lo que las personas que se
encuentran en la edad de la juventud conforman un recurso escaso que adquiere
gran valor. La extensión de la placenta social implica que los jóvenes tardan
más en terminar sus estudios y comenzar a trabajar; y en formar parejas, por lo
que se retroalimenta la escasez de jóvenes.
No
obstante, nosotros nos centraremos en el aspecto que le da nombre a este modelo
sociográfico. Los avances en los sistemas de comunicación facilitan el
almacenamiento y la transmisión del saber. Además, las relaciones entre los
miembros de una sociedad se han vuelto cada vez más complejos, lo cual hace
necesaria la consecución de ciertos trámites burocráticos, que se llevan a cabo
de forma más eficiente gracias a los avances anteriormente citados.
La
sociedad telemática se basa en una materia científica y tecnológica que surge
de la evolución y fusión de la telecomunicación y de la informática. Este sistema
de procesamiento y análisis de datos surgido hace relativamente poco, nos
permite agilizar algo la transmisión de datos de algo tan lento como es la
burocracia, desapareciendo el gasto de grandes cantidades de papel, los
posibles extravíos y las largas esperas. Su desarrollo se ha hecho
indispensable si queremos mantener nuestro actual nivel de vida, avanzando
hacia el progreso con el ideal del desarrollo sostenible por estandarte.
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