Si echamos la
vista atrás, observamos que durante la Revolución Industrial se incrementó la
producción y la acumulación de bienes y capital, acelerándose a su vez los
negocios y los convenios. Todo este período fue muy favorable para los
empresarios y los propietarios del capital.
Sin embargo,
no podemos decir lo mismo de la clase obrera, la cual había adquirido su
conciencia de clase precisamente por lo precaria que era la situación de todos
sus miembros en su absoluta mayoría. El trabajo se consideraba un factor más de
la producción, otro bien que se podía vender y comprar; por lo que los
trabajadores se vieron explotados por la burguesía. Para colmo, predominaba la
filosofía política del “Laissez Faire” la cual dio como resultado una escasa o
inexistente actividad por parte de los gobiernos para proteger los derechos los
trabajadores.
Entonces comienzan
a sucederse una serie de movimientos sociales que denunciaban abusos de las
empresas industriales en perjuicio de los trabajadores, las cuales se
tradujeron en huelgas y manifestaciones populares que fueron respondidas con
represión. No obstante, se comenzaron a modificar las condiciones laborales de
forma paulatina.
Tras muchos
avances posteriores, situándonos en el siglo XXI, podemos observar la
transcendencia de los cambios estructurales ocurridos durante los últimos años
en el mundo. Gracias a los descubrimientos científicos del siglo XX, al modelo
económico de la globalización y el proceso de cambio que experimenta
actualmente el mundo del trabajo (tanto en la formación y aptitudes de los
trabajadores como en las condiciones laborales), se producen nuevos modelos y
figuras a un ritmo vertiginoso.
Existe un
claro cambio, ya sea en términos de poder de compra o en condiciones de salario
en comparación con las etapas anteriores. Los trabajadores han pasado de ser
obreros con una baja o nula preparación a convertirse en trabajadores
cualificados.
Sin embargo,
debido a la formación en cadena que se realiza en los centros educativos, se produce
un exceso de oferta de dichos trabajadores. Además, la cada vez mejor preparación
de los empleados, provoca una sobrecualificacion en los puestos de trabajo. Estos
hechos forman parte de los factores provocan los períodos cíclicos de recesión
económica, con un aumento considerable de la tasa paro, en este caso.
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