Un sindicato es una organización integrada por
trabajadores en defensa y promoción de sus intereses sociales, económicos y
profesionales relacionados con su actividad laboral; respecto al centro de
producción o al empleador con el que están relacionados contractualmente.
Sindicato proviene de la palabra síndico, que es
el término que empleaban los griegos para denominar al que defiende a alguien
en un juicio; protector. De ahí se extrajo la designación a aquellos que son
elegidos por una comunidad o corporación para cuidar de sus intereses.
Precisamente, los sindicatos surgieron por causa
de la indefensión que sentía la clase obrera ante la flagrante violación de sus
derechos. Estos tratan de alcanzar el bienestar de sus miembros, asegurando
condiciones dignas de seguridad e higiene laboral, garantizando de esta forma y
hasta nuestros días la paz social.
Los
sindicatos aportan grandes beneficios a la sociedad, ayudando a mejorar las
condiciones de los trabajadores en materia de sueldos, horarios, seguridad
etc., permitiéndoles ser tratados de mejor manera y contar con derechos. Sin
embargo, entre las desventajas encontramos a ciertos grupos en los que se
genera un fuerte odio hacia la empresa por parte de algunos colectivos de
trabajadores extremistas, que pueden dar lugar a enfrentamientos alejados
completamente de la verdadera misión del sindicato.
También
existe un conflicto de intereses en los métodos de presión y negociación
utilizados por los sindicatos. Un
ejemplo muy actual, es la organización de huelgas generales para protestar por
los recortes que el Gobierno está llevando a cabo contra el Estado del
Bienestar, reduciendo una gran cantidad de beneficios y prestaciones sociales
en un intento por mejorar la situación de crisis.
Cierto es que la huelga es un derecho de
cualquier trabajador para reivindicar una serie de derechos, pero en la
situación que estamos viviendo, puede que no sea la medida más eficaz. Las
huelgas generales, al provocar el paro masivo en todo el país, sacuden
fuertemente la economía de este y también la de los mercados internacionales.
Este estancamiento no viene precisamente bien a nuestra economía actual, por su
ya de por sí atraso.
Por tanto, aunque debemos luchar por nuestros
derechos laborales, derechos por los que nuestros antepasados lucharon en la
búsqueda de unas condiciones mejores de trabajo; debemos reconsiderar si una
huelga general realmente nos reportará algún beneficio o si sólo hará más mella
en una economía bastante tocada de antemano.