martes, 3 de abril de 2012

La acción individual condicionada

En un país como el nuestro, donde las clases gobernantes están más interesadas en la repartición del poder y los grupos de poder solo enfocan sus esfuerzos hacia la satisfacción de sus intereses particulares; la responsabilidad de cada individuo es todavía mayor en el momento de enfrentar dificultades como la actual.

“La acción individual proviene, en definitiva, de las ideas y de las creencias que llevamos depositadas en nuestra mente. Cuando dicha acción influye, de alguna forma, en nuestro ambiente social, podemos decir que se trata de una acción social”.


Creímos que sería correcto empezar a comentar esta noticia enmarcando sus límites de actuación, ya que las personas creemos que en cada elección somos nosotros quienes decidimos, pero tras cada decisión están las determinaciones que reducen el campo de la acción individual. La acción individual es algo muy fructífero cuando todos los individuaos de una misma sociedad van en la misma dirección. Este fin que todos los individuos buscan es el bienestar personal.

Adam Smith calificó este concepto como “la mano invisible”, que en un ámbito económico, decía que el egoísmo de cada uno por obtener el máximo beneficio favorecía indirectamente a los demás y ponía como ejemplo al tendero que para ganar más dinero bajaba los precios para que así le compraran más pero de esta forma ayudaba indirectamente a las familias haciendo que les costará menos comprar.



Si la acción individual de cada uno valiera lo mismo no habría problema. En caso de que los individuos de una sociedad pasaran por un período de estrechez económica, todos sus miembros podrían hacer algunos sacrificios, y así, con el esfuerzo colectivo se trataría de salir de dicha situación de malestar general.
Pero luego están los cargos, los apellidos… Todo eso importa en una sociedad, más que el esfuerzo anteriormente mencionado. Es inevitable que en una sociedad tan jerárquica como ha sido siempre la nuestra haya alguien por encima de nosotros.

El problema es cuando las personas de los grandes cargos y los apellidos de renombre no respetan la acción individual de cada uno, les condicionan y lo que es peor, ni se escuchan sus peticiones ni se hace caso a su descontento; pasando sus derechos a convertirse en un tema de segundo orden.

Por ello concluimos diciendo que el verdadero nombre que se le debería dar a este comportamiento social, conocido como acción individual, sería “acción individual condicionada”.



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