jueves, 5 de abril de 2012

Los efectos adversos de la autoridad

“El joven Iñigo Cabacas Liceranzu, muere después de tres días en coma, por las heridas sufridas en la cabeza por causa del lanzamiento de una de las pelotas de goma por parte de los agentes de la policía vasca”. Este es un ejemplo de los problemas que surgen ante un abuso de autoridad.

El abuso de autoridad se produce cuando una persona que ostenta un cargo público, en la gestión de sus funciones impuestas por la ley, realiza acciones contrarias a esta mediante un ejercicio abusivo. Este tipo de abuso, se puede dar mediante la privación de libertades o derechos a los individuos, como el derecho a un juicio justo, la libertad de expresión y la igualdad entre ciudadanos, entre otras garantías.


En este caso concreto, la policía al tratar de disolver los tumultos producidos tras el partido de fútbol, pareció no discernir entre aquellos que ocasionaban los disturbios y el resto de los transeúntes, causando en una carga que muchos califican como “desmesurada e injustificada”, la muerte del joven, que se encontraba con amigos y familiares en el momento del altercado.

Ciertamente, las autoridades tienen facultades para detener a quienes consideren han incurrido en algún delito o para intervenir en circunstancias en las que haya que restablecer el orden público, pero hay ocasiones en las que no hay un fundamento o algún medio probatorio que justifique estas decisiones.

Especialmente ahora, en esta etapa de transición y cambios, de reivindicaciones y manifestaciones; el tema del abuso de autoridad, está siendo muy abordado en todos los medios de comunicación, ya que, cada vez es más común escuchar testimonios de ciudadanos acerca de cómo algunas autoridades, basadas en la posición de superioridad que les otorga su cargo, tratan mal a las personas que requieren de sus servicios.

Existen además casos de corrupción entre funcionarios públicos que piden dinero a los interesados por la realización de trámites en un tiempo razonable, siendo estos trámites gratuitos. En estas ocasiones, si los interesados no actúan de dicha forma, ven como se producen retrasos deliberados de los procedimientos habituales.


Consideramos que los funcionarios públicos son necesarios para el buen funcionamiento del sistema, pero que su trabajo está orientado a ayudar a que el conjunto de ciudadanos de nuestro país alcance el llamado Estado de Bienestar; y el hecho de que, dentro de su organización estos persigan objetivos individuales (como el ascender de posición o el enriquecerse), no debe afectar al resto de individuos que no forman parte del poder o la jurisdicción del Estado.


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