Tras
leer esta noticia podríamos plantearnos una especie de “trastorno de
personalidad múltiple” a escala global. Dicho así, puede parecer una idea
exagerada e inimaginable, pero ello se debe a lo asumido que está en la
sociedad el papel de las redes sociales.
Según estudios estadísticos, existe un enorme porcentaje de personas que mienten sobre sí mimos en dichas redes, unas más que otras. El término “persona” tiene su origen etimológico en la palabra “persona-ae” (para hacerse oír). Era la máscara que llevaban los actores en la antigüedad en sus representaciones de teatro, la cual cumplía una doble función: servía para ampliar su volumen de voz y para indicar al público el personaje dramático que estaba representando.
Esa segunda función es la que pretendemos resaltar.
Puede que, en las diversas redes sociales de las que formamos parte, nos pongamos una máscara con la que representamos un papel, el “yo” que desearíamos ser idealizado en un personaje virtual. O puede que fuera en las redes sociales donde, amparados bajo el anonimato, nos mostrásemos desinhibidos, como realmente somos y que la máscara nos la pusiéramos al emprender nuestra rutina diaria, cumpliendo con las expectativas que se esperan de nosotros, condicionados por múltiples factores de nuestra sociedad, los cuales nos acompañarán de por vida.
En
nuestra opinión, creemos que es un poco de ambas. Hablamos de personas digitalmente
alfabetizadas, consciente o inconscientemente cansadas de cómo dichos
condicionamientos sociales reducen considerablemente nuestro abanico de acción
individual que, bajo la seguridad del anonimato que les brinda Internet,
utilizan las redes sociales para sentirse ellos mismos, o más bien la idea de
lo que les gustaría ser en la vida real. Es así como se produciría el desdoblamiento
de personalidad que mencionamos antes.
El
mundo está cambiando y con él, también lo están haciendo los diferentes tipos
de redes sociales e Internet. No está “mal” que las personas desarrollen su “yo
virtual” con ellas, ya sea este una vida complementaria o paralela a la
realidad. Pero, de todas formas, debemos ser conscientes de un par de cosas.
La
primera, que debemos aceptar y respetar siempre las opiniones de los demás,
aunque no las compartamos, no cayendo en las vejaciones y los insultos, porque
como oí decir una vez: “quien pierde las maneras, pierde la razón”. Y la
segunda, que pese al tipo de relación que exista entre nuestro “yo virtual” y
nuestro “yo físico”, debemos establecer un equilibrio entre ambos, y ser
conscientes en todo momento de lo que somos en realidad.